jueves, 19 de abril de 2007

EL INTRUSO

Casi uniformados acuden como en goteo al punto de reunión, todo va bien, salir de su rutina les va a permitir ganar algunos puntos, hacer estudios y de alguna manera ser pagados. Ellos no lo saben todavía, pero hay un intruso. El intruso se mueve al mismo compás que sus compañeros, no tiene problemas para seguirlos, está tan orgulloso de ello que pasa desapercibido.


A la hora del banquete el intruso se da cuenta de lo que es. Pese al objetivo de la reunión, sus aspiraciones difieren mucho del resto de los presentes. Piensa que es su vestimenta lo que le va a delatar, pero simplemente ve que no pertenece a ese rebaño. Descolocado, intenta no moverse compulsivamente y va aguantando heroicamente las jornadas que le hacen olvidar por instantes que es un extraño. La presión termina por agotarle, se siente ignorante y humillado, tan débil que a punto está de confesar su pecado, pero siente pánico y calla. Paciente espera que caiga la noche para emprender la huida.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¿El intruso disfruta siéndolo o por el contrario sufre a cada momento?

Philadelphia dijo...

Disfruta de sentirse un intruso, pero sufre durante el proceso hasta que asimila lo que es.

Anónimo dijo...

Me siento ese inturso, a veces quisiera escapar pero me quedo para descubrir a cualquier intruso que aparezca y me quite ese honor.
Me cazaste