Aquí donde lo ven, este conejo es un superviviente. El resto de su familia pereció debido a la mixomatosis, y a pesar de haber estado expuesto, ha sobrevivido. El pasado año, campaban a sus anchas dos gazapines blancos (los cuales desparecieron misteriosamente, no sabemos si víctimas de algún depredador humano o animal) y otros cinco conejos pardos como él. Sus cuatro compañeros de césped fueron apareciendo enfermos uno a uno durante el verano, murieron enseguida.
En principio está sólo, no estoy segura que pueda verse acompañado en poco tiempo. Aunque hay quién asegura haber visto una cría por ahí, pero puede darse que sea nuestro superviviente mirado con distintos ojos en instantes diferentes. De momento no sale demasiado, siempre se queda entre el sauce y unos setos, donde le es fácil protegerse y no demasiado difícil camuflarse, así que esta foto está tomada de un poco lejos.
Estos son algunos de los habitantes curiosos que merodean las mañanas rutinarias y que, de cuando en cuando, se dejan vigilar con sus instintivos, rápidos y pausados movimientos.
2 comentarios:
Salvadlo ahora de la tularemia.
Veo que has conseguido entrar donde ayer no podías. Se te sigue.
A quién se le ocurre ponerle a un blog un nombre de queso... besos maja
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